domingo, 5 de junio de 2016

Frederick Winslow Taylor y el movimiento de la administración cientifica

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La transición hacia el siglo XX marcó el inicio de un gran avance para la administración. El crecimiento de las empresas industriales exigió métodos de administración totalmente nuevos y la participación de numerosas personas. Una de las más importantes fue Frederick Winslow Taylor. En este articulo hacemos memoria de su enorme contribución con la creación de la administración científica.



Hijo de una familia acaudalada, Frederick Winslow Taylor nació en 1856 en Pensilvania. A pesar de ello y de haber aprobado el examen de administración de la Escuela de Derecho de Harvard, se desempeñó como un obrero. En 1875, Frederick Winslow Taylor abandonó la universidad y se colocó en calidad de aprendiz de modelista y maquinista. En 1878 ingresó como maquinista a la Midvale Steel Company de Filadelfia y ascendió al puesto de jefe ingeniero después de estudiar ingeniería en la escuela nocturna. Inventó herramientas de alta velocidad para cortar acero y dedicó la mayor parte de su vida a ofrecer asesoría ingenieril.

Entre 1890 y 1893, Taylor fue gerente general de una empresa fabricante de papel. Después se estableció como consultor. En 1893 fue contratado para trabajar exclusivamente en Bethlehem Steel (una de las grandes compañías siderúrgicas, con alrededor de 4,000 empleados en 1900), donde desarrolló sus ideas en torno de la administración científica. En 1901 dejó a Bethlehem y regresó a Filadelfia, donde se dedicó a divulgar sus ideas. En 1910 se creó la Sociedad para la Promoción de la Administración Científica, que en 1915, año en que su ideólogo murió, se convirtió en la Sociedad Taylor.

Frederick Winslow Taylor es acreditado como el “padre de la administración científica”. Probablemente nadie más ha tenido un efecto tan grande en el desarrollo inicial de la administración. Sus experiencias como aprendiz, operario, capataz, maestro mecánico y jefe ingeniero de una acerería le dieron muchas oportunidades para conocer de primera mano los problemas y opiniones de los trabajadores y para ver las grandes posibilidades de mejorar la calidad de la administración.

Los principios de la administración científica, la obra más famosa de Frederick Winslow Taylor, se publicó en 1911. Los principios fundamentales, que Taylor consideró la base del método de la administración científica, son los siguientes:

1.  Cambiar las reglas prácticas por ciencia (conocimiento organizado).
2 . Establecer la armonía en las acciones de los grupos, más que la discordia.
3. Convocar la cooperación de los seres humanos, en lugar del caótico individualismo.
4. Trabajar por el mayor rendimiento y no restringir la producción.
5. Fomentar el progreso de todos los trabajadores en la medida de todas sus posibilidades, para su mayor prosperidad y de la compañía.

Inicio del movimiento de la administración científica:


La cuna de la administración científica fue la Sociedad Estadounidense de Ingenieros Mecánicos (ASME, por sus siglas en inglés), fundada en 1880, de la cual Taylor era socio y llegó a ser presidente.

El movimiento se inicio en tres etapas:


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En las reuniones iniciales la Sociedad se concentró casi exclusivamente en el llamado problema de los salarios. Los sistemas de remuneración de la época (pago por día trabajado y pago por pieza producida) hacían que el trabajador creyera que su esfuerzo beneficiaba sólo al patrón. De esta forma, como regla general, los trabajadores no se desempeñaban de la manera que los ingenieros y los patrones consideraban adecuada. 

En 1895, Taylor presentó a la Sociedad lo que se considera la primera obra de administración científica: A piece-rate system (Un sistema de remuneración por piezas). En ella, argumentó que la administración debería descubrir primero cuánto tiempo era necesario para que un hombre finalizara una tarea, dando lo mejor de sí. Y entonces podría establecer un pago por pieza, de modo que el trabajador se viera forzado a laborar lo suficiente para asegurar una remuneración razonable. 



De acuerdo con Taylor, el camino para resolver el problema de los salarios era descubrir, de manera científica y exacta, la velocidad máxima a la que se podría realizar el trabajo. Su respuesta fue lo que él llamó “estudio sistemático y científico del tiempo”, que consistía en dividir cada tarea en sus elementos básicos y, con la colaboración de los trabajadores, cronometrarlos y registrarlos. En seguida, se definían tiempos estándares para dichos elementos. 

La principal razón por la que se inventó el estudio de los tiempos, del cual surgió la administración científica, fue la búsqueda de la precisión para definir el valor de los salarios. Posteriormente se percibió que el estudio de tiempos (y en seguida, tiempos y movimientos) permitía el perfeccionamiento del trabajo operativo, mediante la racionalización de los movimientos.

Segunda fase de la administración científica 

Con los años, la cuestión de los salarios pasó a un plano secundario, porque fue evidente que constituía sólo un aspecto de un contexto mucho mayor. 

En la segunda fase del movimiento de administración científica, el énfasis se trasladó de la productividad del trabajador hacia el perfeccionamiento de los métodos de trabajo. Dicha fase corresponde al estudio Shop management (Administración de operaciones), de 1903. 

En Shop management, Taylor hizo lo que se convertiría en una distinción característica entre el hombre medio y el hombre de primera clase. Según Taylor, este último está altamente motivado y trabaja sin desperdiciar el tiempo ni restringir su producción. De manera ideal, tal persona debería ser elegida para la tarea que le fuera más apropiada y con estímulos financieros. Asimismo, un hombre de primera clase sería altamente ineficiente si le faltaran incentivos o si hubiera presiones en el grupo de trabajo para disminuir la producción. En su obra, Taylor presenta su concepción de los principios de la administración de una empresa.


Taylor también abordó otros aspectos en ese segundo trabajo, entre ellos la estandarización de herramientas y equipos, la secuenciación y programación de operaciones y el estudio de movimientos.

Tercera fase la administración científica:


Las ideas del estudio Shop management se repitieron con palabras ligeramente diferentes. En el libro Principios de administración científica, de 1911. En esta tercera obra, Taylor refuerza los principios de la administración científica:

1. Desarrollar una ciencia para cada elemento del trabajo, a fin de sustituir el viejo método empírico.

2. Seleccionar científicamente y después capacitar, instruir y desarrollar al trabajador que, en el pasado, elegía su propio oficio y se preparaba lo mejor que podía.

3. Cooperar sinceramente con los trabajadores, a fin de garantizar que el trabajo se llevara a cabo de acuerdo con los principios de la ciencia desarrollada.

4. Dividir en partes casi iguales el trabajo y la responsabilidad entre la administración y los trabajadores. La administración se encarga de realizar las actividades para las cuales está mejor preparada que los trabajadores, mientras que en el pasado casi todo el trabajo y la mayor parte de la responsabilidad recaía sobre la mano de obra. 



Los Principios... marcan la tercera y última fase de la administración científica. En ella, además de reafirmar las ideas ya expuestas, la administración científica amplió su alcance para recomendar cambios en las responsabilidades dentro de la empresa; el principal consistía en crear un departamento de planeación, al cual competería el trabajo, eminentemente intelectual, de estudiar y proponer mejorías en la planta de producción. Los trabajadores y sus supervisores inmediatos debían ocuparse en exclusiva de la producción. Toda actividad cerebral debe retirarse de la fábrica y estar centralizada en el departamento de planeación, propuso Taylor

También distinguió entre la filosofía y los mecanismos de la administración científica. Para Taylor, ésta era una revolución mental en la manera de hacer frente al trabajo y a las responsabilidades en relación con la empresa y los colegas. 

Una de las ideas fundamentales de la administración científica es que la productividad resulta de la eficiencia del trabajo y no de la maximización del esfuerzo. La cuestión no es trabajar duro, ni de prisa, ni bastante, sino en forma inteligente. Hasta hoy esa idea no se ha mantenido del todo, pues aún hay quien considera que la productividad es mayor cuando las personas trabajan mucho y sin interrupción, o que el hombre es productivo cuando trabaja a la máxima velocidad. Esa creencia nada tiene que ver con las propuestas de Taylor y de la administración científica.


Integrantes del movimiento de la administración cientifica:


Diversos seguidores y colaboradores de Frederick Winslow Taylor fueron partidarios de las ideas de la administración científica. Los principales fueron Frank y Lillian Gilbreth, Henry Gantt y Hugo Munsterberg.

Frank y Lillian Gilbreth y el estudio de los movimientos:


Aunque trabajaba en forma independiente de Taylor, Gilbreth hacía algo muy semejante como consultor de eficiencia. Sus preocupaciones eran parecidas, aunque Gilbreth estuviera interesado en los movimientos y no en el tiempo. En 1907, los dos se encontraron y Gilbreth se convirtió en apóstol de las ideas de Taylor

En el libro Estudio de movimientos, de 1911, Gilbreth menciona el desperdicio de tierra debido a la erosión, pero afirma que eso no es nada si se compara con el desperdicio de la productividad humana. Para resolver ese problema, propuso el estudio sistemático y la racionalización de los movimientos necesarios para ejecutar las tareas. Por ello dedicó particular atención a la fatiga, en lo que le ayudó su mujer, Lillian Moller Gilbreth. 

En 1912, Frank y Lillian publicaron Primer of scientific management (Introducción a la administración científica), una tentativa de divulgarla para el gran público. En ese libro, los Gilbreth hacen énfasis en el estudio de movimientos. 

En 1916, los Gilbreth publicaron Fatigue study (Estudio de la fatiga), que combina una síntesis de la administración científica con la visión de la psicología industrial. Para minimizar la fatiga, según la obra, el camino es el estudio científico de los movimientos y la introducción de mejorías en los métodos de trabajo. La fatiga innecesaria se reduciría en forma perceptible si se rediseñara el ambiente de trabajo, y la fatiga necesaria se minimizaría mediante técnicas más eficientes y periodos de descanso. También propusieron reducir las horas de trabajo diarias

Henry Gantt:


Henry Gantt fue asistente de Taylor en Midvale Steel. Gantt era también un inventor, y junto con Taylor registró seis patentes. En 1903 presentó a la ASME, la obra A graphical daily balance in manufacturing (Control gráfico diario de la producción), en el cual describe un método gráfico para observar los flujos de producción. Dicho método se convirtió en la gráfica de Gantt

En 1901 se estableció como consultor en administración. Entre sus actividades observó ciertos problemas característicos del comportamiento humano, como la resistencia a los cambios y normas grupales, que interferían en la productividad. En 1908 publicó Training workmen in habits of industry (Capacitación de trabajadores en hábitos industriales). Los puntos de vista de esa obra se ampliaron en Modern methods of training (Métodos modernos de capacitación), de 1915. 

En 1917 Estados Unidos ingresó en la Primera Guerra Mundial. Gantt comenzó a trabajar para el gobierno en la coordinación de la producción de municiones, en fábricas privadas y arsenales militares. El organismo en el que laboraba coordinó la construcción de 533 navíos en 1918, una impresionante demostración de capacidad industrial. Al terminar la guerra, los estadounidenses tenían 341 astilleros con 350,000 trabajadores, los cuales habían construido 1,300 naves en 18 meses. En esa época, Gantt desarrolló en su totalidad la gráfica que lleva su nombre y la utilizó para coordinar el trabajo de las diversas fábricas y departamentos involucrados en el esfuerzo de guerra. 

Gantt murió en 1919. En 1922 Wallace Clark, uno de sus funcionarios, publicó The Gantt Chart: a working tool of management (La gráfica de Gantt: una herramienta de administración), que fue traducido a ocho idiomas. La técnica se popularizó en todo el mundo.

Hugo Munsterberg:


A Hugo Munsterberg (1863-1916) se le reconoce como el visionario que previó el futuro de la psicología. En 1885 recibió el título de doctor en psicología de la Universidad de Leipzig, y en 1897 viajó a Harvard, donde fue profesor y director del programa de psicología. Defendía el uso de esa disciplina en situaciones prácticas, al punto de ser llamado el “fundador de la psicología aplicada en Estados Unidos de América y Europa”. En 1910, Munsterberg y sus alumnos iniciaron investigaciones sobre la aplicación de la psicología en la industria. En 1913 publicó Psicología y eficiencia industrial, donde comienza por elogiar a Taylor. Más adelante propone que el papel de los psicólogos en la industria sea:

• Ayudar a encontrar a los hombres más capacitados para el trabajo.

• Definir las condiciones psicológicas más favorables para el aumento de la producción.

• Producir la influencia deseada, en la mente humana, de lo que interesa a la administración.

Munsterberg desarrolló algunas de las primeras pruebas de selección de personal y con frecuencia era invitado a dar consultoría a grandes empresas industriales. Alrededor de 1920, debido a su trabajo, la psicología industrial ya estaba establecida como una rama importante de la administración de empresas.

Críticas a la administración científica

La aceptación de las ideas de Taylor tuvo altas y bajas. En la industria y en el gobierno despertaba entusiasmo; no obstante, entre los trabajadores, las empresas y los políticos provocó reacciones desfavorables. Las críticas se fundamentaban en dos temores:

1. El aumento de la eficiencia provocaría desempleo.

2. La administración científica no era más que una técnica para hacer que el operario trabajara más y ganara menos.

En 1911 la repercusión de las críticas, en especial de los trabajadores de los arsenales militares, que eran civiles y sindicalizados, motivó a Taylor a hacer una convocatoria para dar una declaración en el Congreso estadounidense respecto de la administración científica. Las investigaciones habían determinado la prohibición del uso de cronómetros y pagos de incentivos, pero las demás técnicas de la administración científica se preservaron, lo que dio como resultado un gran aumento de la eficiencia en la producción de armas y municiones, incrementando así el entusiasmo de los militares estadounidenses cuando comenzó la Primera Guerra Mundial.

Expansión del movimiento

El movimiento de la administración científica rápidamente ganó popularidad, primero en Estados Unidos y después en todo el mundo, y se extendió durante las siguientes décadas. La guerra de 1914-1918 dio a los estadounidenses la oportunidad de aplicar en gran escala y mostrar a los europeos nuevos patrones de eficiencia de la operación militar. Los franceses se quedaron muy impresionados con la velocidad de las tropas estadounidenses en la construcción de muelles, caminos y vías de comunicación. En 1917, los franceses aplicaban intensamente los principios de Taylor en el esfuerzo de guerra. La edición gala de dichos principios llegó, en ese año, a 9,000 ejemplares. 

En la década de 1950, los japoneses retomaron las ideas de Taylor para renovar su industria y crearon el concepto de kaizen (perfeccionamiento continuo), una aplicación del taylorismo. Los resultados alcanzados con esa técnica, así como la subsiguiente popularidad de la guerra contra el desperdicio, harían que los principios de la administración científica siguieran despertando un gran interés en el cambio de milenio.


Fuente:

Elementos de Administración (Koontz y Weihrich)
Fundamentos de Administración (Cesar Amador Amaru Maximiano)

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