martes, 7 de junio de 2016

Sociología: La Estratificación de la sociedad

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Aunque existen muchas variantes de la teoría de la estratificación, en términos generales se trata de una perspectiva que destaca la diferencia vertical entre los individuos. Sostiene que a partir de ciertos factores la sociedad se organiza naturalmente de manera jerarquizada y piramidal. Así, en el nivel más bajo (estrato inferior) de la pirámide social estarían las personas de menores ingresos y escasa educación, ocupadas tal vez en labores manuales y poco estimuladas. La pirámide continúa en forma ascendente hasta llegar al estrato superior, integrado por individuos con estudios superiores, altos ingresos y ocupaciones privilegiadas.



De acuerdo con los defensores más ortodoxos de la estratificación, esto sucede porque la sociedad requiere de personas que cumplan con muy diversas funciones, otorgando diferentes recompensas a cada una de ellas a fin de que se sientan estimuladas para desempeñar las actividades que exigen mayor conocimiento o habilidad. Desde esta perspectiva, las funciones más delicadas llevan asociado un mayor status y obtienen una mayor recompensa, que no es solamente económica sino también en términos de un grado mayor de reconocimiento público, permisividad o autoridad. Todos esos factores sitúan a las personas en determinados estratos, que constituyen los escalones de la pirámide social.

La necesidad funcional que explica la presencia universal de la estratificación de la sociedad es precisamente la exigencia, sentida por toda la sociedad, de colocar y motivar a los individuos en la estructura social. Por consiguiente, la riqueza no debería considerarse como una expresión de la desigualdad sino como la recompensa a la funcionalidad de determinada tarea. Dicho de otro modo, aquellos papeles que cumplen una función importante en la sociedad, por ejemplo el de director de empresa, deben obtener una recompensa más alta.

El status puede ser adscrito o adquirido. En el primer caso, se tiene desde el nacimiento; por ejemplo, en una sociedad gobernada por una monarquía, un miembro de la aristocracia o de la casa reinante tiene un status por adscripción. Por otro lado, el status puede adquirirse mediante el estudio, la acumulación de bienes o un golpe de suerte; por ejemplo, una carrera universitaria frecuentemente es señalada como una manera de adquirir status. Esta posibilidad permite que un hombre pueda moverse de un estrato al siguiente, aunque muchas veces se dé el caso de que, por adscripción el individuo se vea limitado a un status que no le permite obtener otro; es decir, la falta de oportunidades para los individuos situados en los estratos inferiores puede impedirles ascender en la escala social.

Con frecuencia, como se ve en el recuadro anterior, la teoría de la estratificación más que explicar la desigualdad social tiende a justificarla. Sin embargo, ello no la invalida por completo: el énfasis que hace en el status permite una primera y útil aproximación al estudio de una sociedad. En efecto, si encontramos los criterios que una sociedad utiliza para determinar el status y jerarquizar a sus propios integrantes, habremos avanzado mucho en su comprensión. Observamos así que el origen familiar es determinante en sociedades de castas como las que existen en la India y otros países asiáticos, mientras que los criterios raciales son los que deciden el status en países como Sudáfrica en tiempos del apartheid.

Estudios más recientes demuestran que la estratificación no es necesariamente un factor de estabilidad social, sino de conflicto y descontento, además de ser un proceso complejo que obedece a una multiplicidad de criterios, los cuales, por lo general, deben considerarse más bien como indicadores para clasificaciones arbitrarias. En otras palabras, podemos elegir algunos de estos criterios y elaborar nuestra propia estratificación, sea con base en la edad, el nivel de educación o el nivel de consumo a partir de la posesión de ciertos bienes (casa propia, automóvil, refrigerador, antena parabólica, etcétera). Este tipo de consideración es el que permite referirse a clases altas, medias o bajas, generalmente midiéndolas a partir de la posesión de ciertos bienes. Más adelante volveremos sobre el problema de las clases.

Fuente:

Hacia la Sociología (Cristiana Puga / Jacqueline Peschard / Teresa Castro)



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